Friday, March 27, 2009

CAPITULO CUATRO: CREENCIA Y COMPRENSIÓN



EL SUTRA DEL LOTO



CAPÍTULO CUATRO:
CREENCIA Y COMPRENSIÓN



Traducido por: Irene Gil Rizo
Fuente: El Sutra del Loto de Burton Watson
y El Sutra del Loto de la Asociación Norteamericana
de Traductores de Textos Budistas.



Para ese entonces, cuando los hombres de sabiduría eterna Subhuti, Mahakatyayana, Mahakashyapa, y Mahamaudgalyayana escucharon del Buda una Ley de la que nunca antes habían tenido conocimiento, y escucharon la profecía de Aquel Honrado por el Mundo de que Shariputra alcanzaría el anuttara-samyak-sambodhi, sus mentes fueron tocadas hasta lo más profundo y danzaron de alegría. Al unísono, se levantaron todos de sus asientos, se acomodaron bien sus vestimentas, desnudaron sus hombros derechos e hicieron reverencia arrodillándose sobre sus rodillas derechas. Juntando las palmas de sus manos con una misma intención, inclinaron sus cuerpos en un gesto de respeto y, mirando fijamente a la cara de Aquel Honrado por el Mundo en señal de reverencia, dijeron al Buda: “Estamos al frente de todos los monjes y somos todos nosotros viejos y decrépitos. Creíamos que había alcanzado ya el Nirvana y que éramos incapaces de ir aún más allá, por lo tanto jamás pensamos alcanzar el anyttara-samyak-sambodhi.”

“Hace mucho tiempo desde que Aquel Honrado por el Mundo comenzó por primera vez a exponer la Ley. Durante todo este tiempo hemos permanecido en nuestros asientos, nuestros cuerpos agotados e inertes, meditando únicamente sobre los conceptos del vacío, la no forma y la no acción. Sin embargo, en lo que respecta a los placeres y al poder trascendental del poder de la Ley de los bodissattvas o la purificación de las tierras de Buda y la salvación de los seres vivientes – estas, nuestras mentes, no compartían la dicha. ¿Por qué esto es así? Porque Aquel Honrado por el Mundo había hecho posible para nosotros trascender el mundo triple y alcanzar la iluminación del nirvana.

Más aun, somos viejos y decrépitos. Cuando escuchamos de este anuttara-samyak-sambodhi, el cual el Buda utiliza para enseñar y transformar a los bodissattvas, en nuestras mentes no había pensamiento de dicha o de aprobación. Sin embargo, ahora, en presencia del Buda hemos escuchado a este escuchador de la voz recibir una profecía de que alcanzará el anuttara-samyak-sambodhi y nuestras mentes se encuentran inmensamente complacidas. Hemos obtenido lo que nunca antes habíamos obtenido. De repente hemos sido capaces de escuchar una Ley que raramente puede ser hallada, algo que hasta ahora nunca habíamos esperado, y nos vemos a nosotros mismos como profundamente afortunados. Hemos adquirido grandes bienes y beneficios, una joya inconmensurablemente rara, algo no buscado que viene de sí mismo.

Honrado por el Mundo, estaríamos todos ahora complacidos al emplear una parábola para hacer más clara nuestra intención. Supongamos que hubiera un hombre, aún joven en años, que abandonó a su padre, huyó, y vivió por mucho tiempo en otras tierras, por unos diez, veinte, o hasta cincuenta años. A medida que se hacía más viejo se encontró a sí mismo cada vez más pobre y necesitado. Se dirigió apresuradamente en toda dirección, buscando ropas y comida, vagando cada vez más y más lejos hasta que por azar volvió sus pasos en la dirección de su tierra natal.

Mientras tanto, el padre había estado buscando a su hijo sin éxito alguno y se había estado hospedando en cierta ciudad. La casa del Padre era una casa muy elegante, con inconmensurables tesoros riquezas. Oro, plata, lapislázuli, coral, ámbar y adornos de cristales, todos llenaban sus almacenes hasta desbordarse. Tenía muchos mozos y sirvientes, vendedores y asistentes, y elefantes, caballos, carruajes, bueyes y cabras en cantidades ilimitadas.

Para este entonces, el empobrecido hijo vagaba de villa en villa, cruzando por varias tierras y pueblos, hasta que al fin llegó a la ciudad donde su padre se hospedaba. El padre pensaba constantemente en su hijo, pero aunque éste había partido de su lado hacía más de cincuenta años, no le había dicho a nadie nada al respecto. Simplemente reflexionaba consigo mismo al respecto, su corazón se hallaba cargado de lamento y nostalgia. Pensaba para sí mismo que estaba ya viejo y decrepito. Tenía muy buena salud y muchas posesiones, oro, plata, raros tesoros que llenaba sus almacenes hasta desbordarse, pero no tenía a su hijo, así que si algún día llegara el momento de su muerte, toda la fortuna y las posesiones se dispersarían y se perderían, ya no había nadie a quien legárselas…

“Esta era la razón por la cual él constantemente pensaba tan seriamente en su hijo. Y tuvo también este pensamiento: si yo pudiera encontrar a mi hijo y confiarle toda mi fortuna y mis posesiones, entonces podría sentirme contento y relajado y ya no tendría que preocuparme más.

Honrado por el Mundo, en ese momento el empobrecido hijo vagaba de un empleo a otro hasta que llegó por azar a la casa de su padre. Se quedó parado a un lado de la puerta, mirando fijamente a lo lejos a su padre, quien estaba sentado en un trono león, sus piernas estaban sostenidas por unos reposapiés labrados en piedras preciosas, mientras brahmanes, caballeros de la nobleza, y amos de casa, uniformemente respetuosos, lo rodeaban. Adornos de perlas valoradas en miles o diez miles adornaban su cuerpo, y empleados, mozos y sirvientes sujetaban blancos abanicos que batían, colocados a la derecha y a la izquierda. Un dosel bordado en piedras preciosas lo cubría, con banderas hechas de flores colgándole a los lados, agua perfumada era rociada sobre el suelo, montones de flores raras estaban esparcidas alrededor y preciosos objetos lo rodeaban por aquí y por allá, traídos, llevados, regalados y recibidos. Tal era la cantidad de distintos adornos, los emblemas de las prerrogativas y las señales de distinción.

“Cuando el empobrecido hijo vio la grandeza del poder y la autoridad de su padre, lo invadió un gran miedo y se sintió intimidado y lamentó haber venido a tal lugar. Secretamente pensó sobre sí mismo; Este debe ser algún rey, o alguien que está a la altura de un Rey. Éste no es la clase de lugar donde puedo conseguir empleo para mis labores y ganarme la vida. Será mejor irme a algún pueblo pobre donde, si trabajo duro, encontraré un lugar y podré fácilmente conseguir comida y ropas. Si me quedo aquí por un tiempo,¡ puedo ser perseguido y obligado a servir! Habiendo pensado de esta manera, corrió fuera del lugar.

En ese momento el hombre rico, sentado en su trono león, spiaba al hijo y lo reconoció inmediatamente. Su corazón se llenó de inmensa alegría y de una vez pensó: ¡Ahora tengo a alguien a quien confiarle mis almacenes y mi fortuna y posesiones! Mis pensamientos han estado constantemente junto a este hijo mío, pero no tenía como dar con él. Ahora, de repente ha aparecido por sí mismo, lo cual es exactamente lo que yo habría deseado. Aunque estoy viejo y decrepito, todavía me preocupo por lo que será de mis pertenencias.

“Acto seguido despachó a una persona presente para que siguiera a su hijo tan pronto como fuera posible y lo trajera de vuelta. En ese momento el mensajero corrió rápidamente tras el hijo y logró asir de él. El empobrecido hijo, alarmado y atemorizado, gritó con voz de rabia, ¡no he hecho nada malo! ¿Por qué soy perseguido? Pero el mensajero lo sujetó más fuerte que antes y a la fuerza lo arrastró de vuelta.

“En ese momento el hijo pensó para sí mismo, no he cometido ningún crimen y aún así me llevan prisionero. ¡Seguramente me van a sentenciar a muerte! Estaba más aterrorizado de lo que nunca y se tiraba al suelo, desfalleciendo de desesperación.
“El padre, observando todo esto desde lo lejos, habló al mensajero, diciendo, Yo no necesito a este hombre. No lo fuercen a venir, en lugar de eso rocíen agua fría en su cara hasta que recobre sus sentidos. ¡Luego no le digan nada más¡

“¿Por qué hizo eso? Porque el padre sabía que la ambición de su hijo era de una perspectiva humilde y que su propia riqueza y eminente posición sería difícil de aceptar para su hijo. Sabía muy bien que éste era su hijo, pero como una forma de medio hábil se retractó de decirle a cualquier persona, ‘este es mi hijo.’
El mensajero dijo al hijo, “Te estoy liberando ahora. Puedes ir a donde quiera que desees. ‘El empobrecido hijo estaba complacido, habiendo obtenido lo que nunca había tenido antes, se levantó del suelo y se marchó a la villa pobre donde buscaría comida y ropa.

“En ese momento el hombre rico, esperando atraer a su hijo nuevamente, decidió emplear un medio hábil y envió a dos hombres como mensajeros secretos, hombres delgados y demacrados que no tuvieran apariencias imponentes. ‘Ve a buscar a ese hombre pobre y acercándote a él por casualidad, dile que tu sabes de un lugar donde él puede ganar el doble del salario regular. Si está de acuerdo con el plan, entonces tráelo aquí y ponlo a trabajar. Si pregunta qué clase de empleo estará realizando, di que será empleado para limpiar recogiendo excremento, y que ustedes dos estarán trabajando con él.

“Entonces los dos mesajeros fueron de una vez a buscar al hombre pobre, y cuando lo encontraron, hablaron con él tal como se les había encomendado. En ese entonces el empobrecido hijo pidió un adelanto de su salario y luego fue con los hombres a recoger excremento.

Cuando el padre vio a su hijo, se apiadó y se maravilló de él. Otro día, cuando él miraba por la ventana, vio a su hijo en la distancia, su cuerpo delgado y demacrado, mugriento por el excremento, sucio, sudado e impuro. El padre inmediatamente se quitó sus collares, sus suaves y finas prendas y sus otros adornos y se puso ropas rasgadas y manchadas. Se ensució el cuerpo, en su mano derecha empuñó una herramienta para recoger excremento, y asumiendo una actitud brusca habló a los trabajadores, diciendo, ‘!Sígan trabajando¡ ¡No deben ser perezosos¡’ Empleando este medio hábil, tenía la posibilidad de acercarse a su hijo.

“Luego habló a su hijo, diciéndole, ‘!Ahora bien, joven¡ Debes hacer bien tu trabajo y no volver a dejarme.’ Incrementare sus salarios y lo que sea que necesites sea utensilios, arroz, harina, sal, vinagre y lo que sea no debes preocuparte por ello. Tengo un viejo sirviente que puedo enviarte cuando lo necesites. Puedes dejar que tu mente descanse. Seré como un padre para ti, así que no te preocupes. ¿Por qué digo esto? Porque estoy muy avanzado en años, pero tú todavía eres joven y robusto. Cuando trabajas no eres tramposo ni perezoso, ni hablas palabras de enfado ni muestras resentimientos. No parecieras tener ningún defecto de esa naturaleza como mis otros trabajadores. ‘De ahora en adelante serás como mi propio hijo.’ Y el hombre rico procedió a seleccionar un nombre para asignárselo al hombre como si fuera su propio hijo.

“En éste momento el empobrecido hijo, aunque estaba complacido ante tal trato, todavía pensaba de sí mismo como una persona de humilde posición quien trabajaba para otro. Así que el hombre rico lo dejó que siguiera limpiando el excremento por los próximos veinte años. Para finales de este tiempo, el hijo sentía que era una persona confiable y comprendida, podía ir y venir sin problemas, pero continuaba viviendo en el mismo lugar como al principio.

Honrado por el Mundo, en ese momento el hombre rico cayó enfermo y supo que moriría en cualquier momento. Le habló a su empobrecido hijo, diciéndole, “Ahora tengo grandes cantidades de oro, plata, y raros tesoros que llenan mis almacenes hasta desbordarse. Deberás encargarte por completo de todo lo que tengo y de lo que habrá de ser repartido y recogido. Esto es lo que tengo en mente, y quiero que cumplas mis deseos. ¿Por qué esto es así? Porque de ahora en adelante, tú y yo no nos conduciremos como dos personas diferentes. Así que deberás guardar para ti tus juicios sobre ti y ver que no hay errores ni pérdidas.

“En ese momento el empobrecido hijo, habiendo recibido estas instrucciones, se encargó de vigilar todos los bienes, y oro, plata y raros tesoros, y los diversos almacenes, pero nunca pensó en apropiárselos más que al costo de una sola comida. Continuó viviendo donde había vivido antes, incapaz de dejar de pensar sobre él mismo como humilde e inferior.

“Después de que algún tiempo hubiera pasado, el padre percibió que su hijo estaba, poco a poco, convirtiéndose en alguien más seguro de sí mismo y de perspectiva magnánima, que estaba determinado a lograr cosas importantes y que a pesar de su primera opinión baja de sí mismo. Dándose cuenta de que su propio fin estaba cada vez más cerca, le ordenó a su hijo arreglar una reunión con sus familiares y con el Rey del país, los altos ministros, y los hombres de nobleza así como también los amos de casa. Cuando todos hubieron ya estado reunidos, él procedió a hacer su anunció: “Caballeros, deberán ustedes saber que este es mi hijo, quien nació de mi. En tal y tal ciudad me abandonó y huyó, y por más de cincuenta años ha vagado por allí sufriendo privaciones. Su nombre original es tal y tal, y mi nombre es tal y tal. En el pasado, cuando yo todavía vivía en mi ciudad natal, yo me preocupaba por él así que me dediqué a buscarlo. Algún tiempo después, de pronto por azar me encontré con él. Esta es la verdad hijo mío, y yo en verdad soy su padre. Ahora todo lo que me pertenezca a mí, toda mi fortuna y posesiones deberán pertenecer enteramente a este hijo mío. Los asuntos de gastos e impuestos que han ocurrido en el pasado, este hijo mío está ya familiarizado con todo ello.

“Honrado por el Mundo, cuando el empobrecido hijo escuchó de su padre estas palabras, sintiéndose embargado por una gran dicha, habiendo obtenido lo que nunca antes había adquirido, y pensó para sí mismo, Yo originalmente, no tenía mente para codiciar o buscar tales cosas. ¡Sin embargo, ahora estos almacenes de tesoros han llegado por su propia cuenta¡

“Aquel Honrado por el Mundo, este Viejo hombre con sus inmensas riquezas no es otro que El que Así Acontece, y todos nosotros somos como el hijo de Buda. El que Así Acontece constantemente nos dice que somos sus hijos. Pero debido a los tres sufrimientos, Aquel Honrado por el Mundo, en medio del nacimiento y la muerte experimentamos intensas ansiedades, ilusiones falsas, e ignorancia, encantados y aferrados a doctrinas inferiores. Pero hoy Aquel Honrado por el Mundo hace la causa para que consideremos profundamente la posibilidad de hacer a un lado tales doctrinas, la inmundicia del frívolo debate.

“Éramos diligentes y nos esforzábamos en este tema hasta que alcanzamos el nirvana, lo que equivaldría a un día de salario. Y una vez que hubiéramos obtenido esto, nuestros corazones se hincharían de júbilo y consideraríamos esto más que suficiente. Una vez nos dijimos a nosotros mismos, “Debido a que hemos sido diligentes y nos hemos esforzado en lo que concierne a esta Ley Budista, hemos obtenido esta amplitud y abundancia de conocimiento.

“Pero el Honrado por el Mundo, conociendo ya de vida anteriores como nuestra mentes se apegan a los deseos indignos y se complacen en las enseñanzas inferiores, nos ha perdonado y nos permite ser, no tratando de explicárnoslo diciendo, Ustedes llegarán a poseer la sabiduría de El que Así Acontece, ¡su porción de los almacenes de tesoros¡ En cambio, El Honrado por el Mundo emplea el poder de los medios hábiles, predicándonos la sabiduría de El que Así Acontece de manera que podamos prestarle atención al Buda y alcanzar el nirvana, lo cual correspondería a solo unos cuantos días de salario. Y por el hecho de que considerábamos esto un gran beneficio, no teníamos ya el deseo de perseguir el Gran Vehículo.

Aunado a esto, aunque exponíamos y disponíamos de la sabiduría de Buda para el beneficio de los Bodissattvas, nosotros mismos no aspirábamos a obtenerla. ¿Por qué digo esto? Porque el Buda, sabiendo que nuestras mentes se complacen con las enseñanzas inferiores, empleó el poder de los medios hábiles para predicar de manera apropiada para nosotros. Así que no sabíamos que éramos en verdad los hijos de Buda. Pero ahora, al menos, lo sabemos.

“Con respeto a la sabiduría de Buda, El Honrado por el Mundo jamás tienes mala disposición. Porque digo esto? Desde tiempos remotos hemos sido en verdad los hijos de Buda, pero no nos hemos regocijado en otra cosa que no sean las enseñanzas inferiores. Si hubiéramos tenido la clase de mente que se deleita en las doctrinas superiores, el Buda habría predicado la Ley del Gran Vehículo para nosotros.

“Ahora en este Sutra el Buda expone solo el gran vehículo. Y en el pasado, cuando en la presencia de los bodissattvas desacreditó a los escuchadores de la voz como los que se deleitaban en doctrinas inferiores, el Buda estaba en realidad empleando el Gran Vehículo para enseñarnos y transformarnos. Por lo tanto decimos que, aunque originalmente no teníamos la mente para codiciar o buscar tal cosa, ahora el tesoro del Rey del Dharma ha venido hasta nosotros por su propia cuenta. Es algo que los hijos de Buda tienen el derecho a obtener, y ahora lo han adquirido por completo.”

En ese momento, Mahakashyapa, deseando aclarar su intención una vez más, habló en verso, diciendo:

Hoy hemos escuchado
La voz de la enseñanza de Buda
Y danzamos de alegría,
Habiendo obtenido lo que nunca antes habíamos adquirido.
El Buda declara que los escuchadores de la voz
Serán capaces de alcanzar la Budeidad.
Este racimo de insuperables joyas
Ha llegado a nosotros sin ser buscado.
Es como el caso del muchacho quien
Aún siendo muy joven sin entendimiento
Abandonó a su padre y huyó,
Yéndose muy lejos a otras tierras
Vagando de un país a otro
Por más de cincuenta años,
Su padre, en pensamiento afligido
Lo buscó en toda dirección
Hasta que, cansado de buscar
Se detuvo en cierta ciudad.
Allí construyó una morada
Donde pudiera satisfacer los cinco deseos.
Su casa era grande y costosa,
Llena de cantidades de oro, plata,
Conchas de mar, ágata,
Perlas, lapislázuli,
Elefantes, caballos, bueyes, cabras
Palanquines y carruajes
Campos para ser labrados, sirvientes, mozos,
Y más personas, en gran cantidad.
Se aventuró en empresas de muy buen provecho
En su hogar y en las tierras que le rodeaban,
Tenía mercaderes y vendedores viajeros
Destinados por doquier.
Miles, diez miles, millones
Lo rodeaban y le ofrecían reverencia;
Disfrutaba de los constantes favores
Y consideraciones del soberano.
Los oficiales y clanes del poder
Todos juntos le hacían honor
Y aquellos quienes, por una u otra razón
Se reunían a su alrededor, eran muchos.
Tal era su vasta riqueza,
El gran poder y la influencia que poseía.
Pero a medida que envejecía y se deterioraba
Recordaba a su hijo con mayor angustia que antes,
Día y noche, no pesaba en otra cosa:
“Ahora el tiempo de mi muerte se acerca.
Más de cincuenta años han pasado
Desde que ese chico tonto me abandonó.
Mis almacenes repletos de bienes
¿Qué será de todo ello?
En este momento el empobrecido hijo
Estaba buscando comida y ropas
Yendo de una ciudad a otra
De país en país,
Algunas veces encontrando algo,
Otras veces no encontrando nada,
Hambriento y consumido
Su cuerpo lleno de moretones y gusanillos
Mientras iba de un lado a otro
Llegó a tiempo a la ciudad donde su padre vivía
Cambiándose de un trabajo a otro
Hasta llegar a la casa de su padre.

Para ese momento el hombre rico
Había extendido un largo dosel bordado en joyas
Dentro de su puerta
Y estaba sentado sobre un trono león
Rodeado de sus dependientes
De varios encargados y guardianes.
Algunos estaban contando
Oro, plana y varios objetos preciosos
O llevando la contabilidad
Los gastos y los ingresos.
El empobrecido hombre observaba
Cuan eminente y distinguido era su padre
Supuso que era el Rey de un país
O alguien de esa categoría.
Alarmado y lleno de asombro
Se preguntó a sí mismo por qué había venido hasta aquí.
Secretamente pensó para sí mismo
Si me quedo aquí por mucho tiempo
Sere, tal vez, atrapado
!Y me obligarán a servir¡
Una vez que este pensamiento se le ocurrió
Salió corriendo de aquel lugar
E inquiriendo a donde pudiera haber una villa pobre
Fue en su dirección con esperanzas de hallar un empleo.

El hombre rico, para ese entonces
Se sentaba en su trono león
Vio a su hijo en la distancia
E silenciosamente reconoció quien éste era.
Inmediatamente le dio instrucciones a un mensajero
Para que lo siguiera y lo trajera de vuelta
El empobrecido hombre, llorando de pánico
Se lanzó al suelo pidiendo auxilio.
“Este hombre me ha atrapado
¡Y con seguridad va a darme muerte!
¡Pensar que mi búsqueda por comida y ropas
Me traería hasta esto!
El hombre rico sabía que su hijo
Era ignorante y se auto degradaba.
“Jamás creerá en mis palabras,
Jamás creerá que soy su padre.
Así que empleó los medios hábiles,
Enviando a otros hombres a hablar con el hijo,
Un hombre con un solo ojo, otro enclenque y vulgar,
Absolutamente faltos de aspecto imponente,
Diciéndoles: “Hablen con él
Y díganle que lo emplearé
Limpiando el excremento y los desperdicios
Y que le pagaré el doble de un salario regular.”
Cuando el empobrecido hijo escuchó esto
Se sintió complacido y volvió con los mensajeros
Trabajó recogiendo el excremento y la inmundicia
Y limpiando los cuartos de la casa.
Desde la ventana el hombre rico
Observaría constantemente a su hijo
Pensando en cómo era su hijo de ignorante y se auto degradaba
Y se deleitaba en talas labores de ínfima importancia.
En tal momento el hombre rico
Se vestiría con ropas rasgadas y sucias
Tomaría en su mano un utensilio para recoger excremento
Y se dirigiría a donde se hallaba su hijo
Utilizando los medios hábiles para acercarse a él,
Alentándolo a trabajar con diligencia.
He incrementado tus salarios
Y te he dado aceites para que te masajees los pies.
Me encargaré de que tengas suficiente de comer y beber,
Colchones y lencerías que sean gruesas y cálidas.
Algunas veces hablaría con severidad:
“¡Deberás trabajar muy duro!”
U otra vez le diría con una voz dulce,
“Eres como un hijo para mi.”
El hombre rico, siendo sabio,
Gradualmente iba permitiéndole a su hijo entrar y salir de la casa.
Después de que habían pasado veinte años
Lo puso a cargo de los asuntos del almacén,
Mostrándole todo su oro, plata,
Perlas, cristales,
Y todas las cosas que fueron regaladas y recibidas,
De manera que él pudiera comprender todo al respecto
Aun cuando el hijo continuaba viviendo fuera de la casa
Durmiendo en un barraca de paja,
Ya que se veía a sí mismo como un hombre pobre,
Pensando “Ninguna de estas cosas son mías.”
El padre sabía que el aspecto de su hijo
Gradualmente se volvería más amplio y magnánimo,
Y deseando poder entregarle toda sus bienes y fortuna,
Llamó a todos sus familiares y los reunió,
El Rey del país y los altos ministros,
Los nobles y cabezas de familias.
En presencia de esta gran asamblea
Declaró, “Este es mi hijo
Quien me abandonó y vagó en el exterior
Por un período de cincuenta años.
Desde que lo volví a encontrar
Han pasado veinte años.
Hace mucho tiempo, en tal y tal ciudad,
Cuando perdí a mi hijo
Viaje por todas partes buscándolo
Hasta que finalmente vine aquí.
Todo lo que poseo,
My casa y mi gente,
Lo cedo todo a él
Así que puede hacer él con todo ello lo que desee.”
El hijo pensaba ahora que en el pasado había sido pobre
De aspecto humilde y auto degradante,
Pero ahora había recibido de su padre
Este inmenso legado de raros tesoros,
Junto con la casa de su padre
Y toda su fortuna y bienes.
Se sentía rebosante de una gran dicha,
Habiendo obtenido lo que nunca antes había adquirido.
El buda también es así.
El sabe acerca de nuestra debilidad por la insignificancia
Y por ello nunca nos dijo
“Ustedes pueden alcanzar la budeidad.”

En lugar de ello nos explicó
Cómo podíamos llegar a ser libres de fugas energéticas,
Cómo llevar el vehículo inferior
Y ser discípulos del escuchador de la voz.
Entonces el Buda nos impuso
Predicar el camino supremo
Y explicar que aquellos que practiquen esto
Serán capaces de alcanzar la Budeidad.
Recibimos las enseñanzas de Buda
Y por el bien de los grandiosos bodissattvas
Hiciéramos uso de causas y condiciones
Diversos símiles y parábolas,
Variedad de palabras y frases
Para predicar el camino insuperable.
Cuando el hijo del Buda
Escuchó esta Ley a través de nosotros
Durante el día y la noche reflexionaban al respecto,
Diligentemente y con esfuerzo lo practicaban.
En ese entonces el Buda
Les confirió profecías, diciendo,
“En una futura existencia
Ustedes serán capaces de alcanzar la Budeidad.”
Los diversos Budas
En su Ley del almacén secreto
Expusieron los verdaderos hechos
Por el bien de los Bodissattvas únicamente:
No es por nosotros mismos
Que ellos exponen las verdades esenciales.
Es el mismo caso del hijo empobrecido
Quien tenía la posibilidad de acercarse a su padre.
Aunque él sabía acerca de las posesiones de su padre,
En su corazón él no tenía el deseo de convertirse en el dueño.
Así, aún cuando predicábamos
El almacén de tesoros de la Ley de buda,
No buscábamos alcanzarla para nosotros mismos,
Y de esta manera nuestro caso es similar
Buscábamos erradicar lo que había en nuestro interior
Creyendo que eso ya era suficiente.

Comprendimos solamente este punto
Y no sabíamos nada más de otros asuntos.
Aunque escucháramos
la purificación de las tierras de Buda,
De las enseñanzas y de la transformación interior de los seres vivientes,
No compartíamos ningún deleite en tales asuntos.
¿Por qué esto es así?
Porque todos los fenómenos
Son uniformemente vacíos, tranquilos,
Sin nacimiento, sin extinción,
Sin grandeza, o pequeñez,
Sin disipación, sin acción.
Y cuando uno reflexiona en este sentido,
Uno no puede sentir placer o alegría.
A través de la larga noche,
Con respecto a la sabiduría del Buda
Carecíamos de codicia, de apegos,
No teníamos deseo de poseerla.
Creíamos que en lo que concernía a la Ley
Ya poseíamos lo máximo.
A través de la larga noche
Practicábamos la Ley del vacío,
Obteniendo liberación del mundo triple
Y del peso de su sufrimiento y cuidados.
Morábamos en nuestra última existencia,
En el resto del nirvana
A Través de las enseñanzas y transformación interior del Buda
Obteníamos un camino que no era vano,
Y al hacer esto pagábamos
La deuda que teníamos pendiente para con la amabilidad del Buda
Aún cuando por el bien
De los hijos de Buda
Predicáramos la Ley del Bodissattva,
Alentándoles a buscar el camino de Buda,
Aún así, nosotros
Jamás aspiramos a esa Ley.
Habíamos sido así abandonados por nuestro guía y maestro
Porque él había sido testigo de lo que había en nuestras mentes.


Desde el principio él nunca nos alentó
O nos habló del verdadero beneficio.
El era como el hombre rico
Sabía que la ambición de sus hijos era muy pobre
Y utilizó el poder de los medios hábiles
Para suavizar y moldear la mente de su hijo
De manera que luego pudiera confiarle
Toda su fortuna y su tesoro.
El Buda es de esta manera,
Recurre a unas raras medidas de acción.
Sabiendo que algunos tienen una debilidad por lo insignificante,
Utiliza el poder de los medios hábiles
Para moldear y templar sus mentes
Y sólo entonces les enseña la gran sabiduría.
Hoy hemos logrado
Lo que nunca antes habíamos logrado;
Lo que previamente nunca habíamos esperado
Ha venido hasta nosotros de sí mismo.
Somos como el hijo empobrecido
Que obtuvo inconmensurables tesoros.
El Honrado por el Mundo, ahora
Hemos obtenido el camino, adquirido sus frutos;
A través de la Ley que no tiene fugas energéticas
Hemos obtenido el ojo purificado.
A través de la larga noche
Hemos observado los preceptos puros de Buda
Y hoy por primera vez
Hemos obtenido la fruta, la recompensa.
En la Ley del Rey Dharma
Hemos llevado a cabo las prácticas de Brahma por un largo período
Ahora alcanzamos el estado que no tiene fugas energéticas,
La gran fruta insuperable.
Ahora nos hemos convertido
En verdad en escuchadores de la voz
Porque hemos de llevar el camino de la voz del Buda
Y hemos de hacer las causas para que todos la puedan escuchar.
Ahora nos hemos convertido
En verdaderos arhats,
Porque en todos los lugares entre
Seres celestiales y seres humanos, demonios y Brahmas
De los diversos mundos
Merecemos recibir ofrendas.
El Honrado por el Mundo en su gran misericordia
Hace uso de algo extraño,
En piedad y compasión enseñando y convirtiendo,
Trayendo beneficios a todos.
En innumerables millones de kalpas
¿Quien jamás le pagará?
Aunque le ofrecemos nuestras manos y pies
Inclinamos nuestras cabezas en respetuosa reverencia
Y presentamos toda clase de ofrecimientos,
Ninguno de nosotros podríamos pagarle.
Aunque lo levantáramos en la coronilla de nuestras cabezas,
Y lo lleváramos en nuestros hombros
Por tantos kalpas como arenas tiene el Ganges
Reverenciándolo con todo nuestros corazones;
Aunque viniéramos con las más deliciosos manjares,
Con incontables batas bordadas en joyas,
Con artículos de lencería,
Diversas clases de pociones y medicinas;
Con bustos de bueyes de sándalo
Y toda clase de gemas raras,
Construyéramos torres conmemorativas
Y esparciéramos todo el suelo con trajes enjoyados;
Aunque hiciéramos todo esto
Por el camino de la ofrenda
Por tantos kalpas como arenas tiene el Ganges
Aún no podríamos pagarle.
Los Budas poseen raramente conocidos
Inconmensurables, insuperables,
Inimaginables maravillosos poderes transcendentales.
Libre de fugas energéticas, libre de acción,
Estos reyes de las doctrinas
Por el bien del humilde e insignificante
Ejercitan la paciencia en estos asuntos;
Para los mortales comunes apegados a las apariencias
Predican la concordancia con lo que es apropiado.
Con respecto a la Ley, los Budas
Son capaces de ejercitar la libertad absoluta.
Ellos entienden los diversos deseos y alegrías
De los seres vivientes,
Así como sus propósitos y habilidades,
Y pueden ajustarse a lo que son capaces de hacer,
Empleando innumerables símiles
Para exponer para ellos la Ley.
Utilizando buenas raíces
Establecidas por los seres vivientes en anteriores existencias,
Distinguiéndolas entre aquellas cuyas raíces son maduras
Y aquellas cuyas raíces no son aún maduras,
Ellos ejercitan diversos cálculos
Criterios y percepciones,
Y luego toman el camino del único vehículo y
De acuerdo con lo que es propicio, lo predican como si fueran tres.